López-Ibor estuvo de gira quirúrgica por Manizales
Estuvo en el Hospital Santa Sofía, donde acompañó a dos discípulos en cirugía. Trabaja en el hospital universitario Clínico San Carlos de Madrid.
El cirujano español Luis López-Ibor tiene una cita con el Hospital Santa Sofía de Manizales desde hace 18 años que siempre cumple, así le toque llegar por tierra desde Medellín, como le sucedió en su reciente viaje.
Con su bata de trabajo y a punto de entrar a cirugía, dedica unos momentos para contar el porqué de sus venidas a Manizales.
"Es una gira por Latinoamérica", dice orgulloso y agrega que lo hace porque como docente sigue en contacto con sus discípulos y le agrada asesorarlos en intervenciones a pacientes que de otra forma no podrían sobrevivir.
Este especialista en el tratamiento de malformaciones vasculares cerebrales y medulares, cuenta que entre sus primeros alumnos tuvo a un colombiano, el doctor Sergio Vargas, con quién operó hace dos semanas en el Hospital Pablo Tobón, en Medellín. "He venido cuando nadie quería hacerlo, por fortuna las cosas cambiaron. Ahora también voy a México y a Venezuela, aunque a este último ya no quiero regresar", expresa.
En Manizales, el neurorradiólogo operó con sus discípulos y cirujanos Luis Alberto Rojas y Alejandro Echeverri.
"En Colombia he tenida la oportunidad de desarrollar muchas cosas, porque ellos (los colombianos) son muy recursivos", sostiene López-Ibor.
Lleva la batuta
El neurorradiólogo Luis López-Ibor (centro) junto a sus discípulos Alejandro Echeverri y Luis Alberto Rojas.
Aunque López-Ibor reconoce que sus alumnos saben muy bien las técnicas, su oficio es proyectar una formación continuada y cuando los casos son muy complejos, ellos reúnen a los pacientes y aprovechan para que él los apoye con nuevas metodologías.
En México, donde estuvo hace un mes, hizo unas "pequeñas giras quirúrgicas", que normalmente van de jueves a domingo.
Gracias a su colaboración y la de otros médicos de la salud pública española, los enfermos pueden ser tratados y curados en hospitales de sus ciudades de origen o lo más cerca posible de sus hogares.
Con buen sentido del humor, López-Ibor reconoce que cuando está en un quirófano con sus discípulos es como un director de orquesta, es quien lleva la batuta. "No puedo decir que los asesoro, eso daría pie a suspicacias, más bien llevo la batuta y en algunos casos traigo algunas innovaciones en cuanto a procedimientos".
En el Santa Sofía tenía programadas tres cirugías, pero solo operó a dos pacientes de malformaciones arteriovenosas. "Es como una esponja de vasos que están en el cerebro y son muy peligrosas. Pueden producir derrames, de hecho la primera paciente tuvo una hemorragia hace poco, y por su tamaño y localización la cirugía es muy compleja e incluso se puede descartar".
Lo que hacen en estos casos es disminuir el volumen de la malformación para que no sangre. Luego, si es necesario, se opera o trata con radiocirugía.
Desde hace cinco años el neurorradiólogo trata el 80% de la malformaciones solo con el catéter, una nueva técnica que él está enseñando a sus discípulos de siempre. "Son malformaciones que se curan, no es un cáncer", concluye.